La acción de escuchar activamente es un proceso necesario, conveniente y enriquecedor en la vida social, religiosa, económica, democrática y política del país. Escuchar supone una verdadera condición ética en la persona que le permite reconocer y reafirmar la diferencia del otro y sus verdaderas necesidades, para buscar proyectos y horizontes que permitan construir y generar un desarrollo integral para todos.
La escucha activa es muy necesaria en la vida democrática para armonizar y equilibrar los intereses de todos y que no prevalezcan, ni se impongan los intereses de un selecto grupo de poder. Nadie debe ignorar que en el país se viven todo tipo de experiencias. Hay familias que trabajan día a día para vivir con dignidad y contribuir con su trabajo al desarrollo de México. Algunos dirigentes y gobernantes han hecho trabajos para el bien del colectivo. Sin embargo, cada ciudadano debe conocer que todavía existen situaciones que es necesario resolver: Ruptura del tejido social, corrupción en muchos niveles, violencia desenfrenada, débil crecimiento económico, falta de medicamentos en los hospitales, escasos empleos bien remunerados, inflación de la canasta básica, rezagos educativos. Se ha hecho
algo, pero no se ha resuelto todo.
Se suele fincar responsabilidades y fallas en los tres órdenes de gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en los niveles federal, estatal y municipal. Aunque esto sea verdad, conviene recordar que nuestra patria mexicana es, en gran parte, como cada ciudadano la hace o quiere que sea. La realidad que estamos viviendo en México es consecuencia de las decisiones y acciones de quienes han estado antes que nosotros y de los que hoy vivimos en este territorio. México somos todos y, por tanto, debemos conocer y participar en las decisiones fundamentales del país.
Pbro. Juan Beristain de los Santos
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa